Hugo Orlando Gatti, el Loco, siempre tuvo un estilo muy particular. En la cancha y fuera de ella. Todo un personaje. Todo un ídolo. Y así, en esa línea, no dudó en ponerle su sello cuando le preguntaron al lado de qué otra estatua quiere que pongan la suya en Boca...
"Todas las estatuas que están son de grandes, pero al lado de Maradona no estaría mal, porque ahí está gordito Maradona, tenía razón yo, ja", bromenado con la vez que dijo que Diego era un gordito y después le hizo cuatro goles en un Boca-Argentinos. Y dejando en claro el Loco Gatti al lado de qué otra estatua quiere que pongan la suya.
En el hall de la fama de Boca ya están las estatuas de Juan Román Riquelme, Ángel Clemente Rojas, Rubén Suñé, Silvio Marzolini, Antonio Rattín, Guillermo Barros Schelotto, Martín Palermo y Roberto Mouzo más la de los DT Juan Carlos Lorenzo y Carlos Bianchi.
El homenaje al Loco mucho de especial porque el ídolo estuvo bastante tiempo alejado del club y desde su retiro forzoso a los 44 años sólo se acercó para su despedida en 1998. Su vida entre Argentina y España, más las declaraciones siempre polémicas, marcaron cierta distancia.
Pero por iniciativa de un fanático, la merecida estatua para Gatti llegó a sus 79 años en un salón repleto como nunca. "El Loco es lo más grande del fútbol nacional", lo recibieron los hinchas, amigos y ex compañeros de Boca. "El Loco Gatti y su ballet, olé, olé, olé", siguieron.
Jorge Ameal recordó el penal atajado a Vanderlei, que le dio la primera Copa Libertadores a Boca en 1977, luego de tres finales memorables ante Cruzeiro. "Hugo, necesitamos que vuelvas. Vos iniciaste el camino de la Libertadores y esperemos que en el corto plazo estemos festejando la Séptima", pidió el presidente.
Cuando se descubrió su estatua, Gatti se emocionó como nunca. Su hijo Federico lo sorprendió con su presencia y Lucas, que vive en Londres, a través de un video.
"Yo no soy de llorar y menos en público, pero tenía ganas de llorar. Esto me lo imaginaba pero no tanto. Con este cariño te sentís joven, estoy contento y emocionado", reconoció.
Y después dejó una definición con su estilo: "Nunca me consideré arquero, sino un jugador de fútbol con la suerte de usar las manos".