Unos pasos para allá, otros para acá. Un golpecito al palo, otros a su propia cabeza. Es Chiquito Romero y sus rituales en los penales, los que se volvieron una sana costumbre para Boca, con tres clasificacione consecutivas con dos atapadas de su enorme arquero en cada tanta.
"Depende de la locura que tenga en la cabeza", explicó Romero con una enorme sonrisa en la cara, cuando le preguntaron por las cosas que hace sobre la línea antes de someterse al pateador de turno.
De los cuatro penales que le ejecutó Almagro para ganar 4-2 y clasificar a cuartos, Chiquito tapó el primero Basualdo y el quinto a Maidana para dejar la serie 4-2 gracias a que Zeballos, Benedetto, Figal y Rojo anotaron los suyos. El único remate xeneize fallado fue el de Merentiel que dio en el travesaño.
Chiquito Romero y sus rituales en los penales
"Hoy era más difícil estudiar, teníamos algunos pero hoy era más difícil, pero por suerte pudimos pasar", contó el arquero de Boca.
Por esa dificultad, Chiquito no se animó a decirles a sus compañeros que iba a atajar dos como hizo ante Nacional y Racing por la Copa Libertadores. Pero algo prometió: "Hoy no arriesgué tanto, dije que iba a atajar uno, pero les dije el primero, el primero es importante y da tranquilidad a la hora de patear, por suete se pudo clasificar".
En el primero, el arquero xeneize lo sacó con lo justo. "Me pasé con las manos y por suerte quedó el pie y pude sacarlo por arriba del travesaño", explicó a la televisión, antes de sacarse un poco de mérito y decir que "esto es un trabajo general".