El Loco Gatti ya tiene su estatua en la Bombonera. Un merecido reconocimiento para uno de los grandes ídolos de la historia xeneize. Para uno que marcó una época con su estilo particular de jugar en el arco y también por su look con buzos de colores, vincha y pelo largo en una época en la que no era nada habitual.
"El Loco es lo más grande del fútbol nacional", lo recibieron los hinchas, amigos y ex compañeros de Boca. "El Loco Gatti y su ballet, olé, olé, olé", siguieron.
Jorge Ameal recordó el penal atajado a Vanderlei, que le dio la primera Copa Libertadores a Boca en 1977, luego de tres finales memorables ante Cruzeiro. "Hugo, necesitamos que vuelvas. Vos iniciaste el camino de la Libertadores y esperemos que en el corto plazo estemos festejando la Séptima", pidió el presidente.
Cuando se descubrió su estatua, Gatti se emocionó como nunca. Su hijo Federico lo sorprendió con su presencia y Lucas, que vive en Londres, a través de un video.
"Yo no soy de llorar y menos en público, pero tenía ganas de llorar. Esto me lo imaginaba pero no tanto. Con este cariño te sentís joven, estoy contento y emocionado", reconoció.
"Todas las estatuas que están son de grandes, pero al lado de Maradona no estaría mal, porque ahí está gordito Maradona, tenía razón yo, ja", bromenado con la vez que dijo que Diego era un gordito y después le hizo cuatro goles en un Boca-Argentinos.
Y después dejó una definición con su estilo: "Nunca me consideré arquero, sino un jugador de fútbol con la suerte de usar las manos".