Por qué Diego Martínez se juega todo por dirigir a Boca

Martínez se desvinculó de Huracán: cuándo lo presentan en Boca y que día asume como DT

Diego Martínez se reunió más de dos horas con la CD de Huracán y presentó su renuncia (tenía contrato hasta junio de 2024). Además, les dejó claro a los dirigentes que lo hacía porque recibió el llamado de Juan Román Riquelme para ser el nuevo técnico de Boca y que no podía dejar pasar esta oportunidad. Ahora bien, ¿por qué el entrenador de 45 años se juega todo por dirigir al Xeneize?

Martínez se juega mucho porque primero que nada el desafío es nada menos que Boca. Con todo lo que eso implica. Y después por todo lo que consiguió en Huracán y por el proyecto deportivo que tenía a largo plazo (la idea de la esa dirigencia era extenderle el contrato).

Si Riquelme se volvió a fijar en Martínez es porque llegó en julio de este año a Parque Patricios con el descenso acechando, de hecho su equipo terminó cayendo en la zona roja, pero finalmente lo zafó una fecha antes del final. Pero eso no fue todo: además, el Globo terminó primero de la Zona B, clasificó a los cuartos de final de la Copa de Liga, aunque luego quedó eliminado a manos de Platense.

Es decir, Martínez deja atrás un escenario ideal: es una especie de héroe para los hinchas quemeros, ya conoce al club, tiene un plantel que armó en buena medida él y un mercado de pases por delante para reforzar donde mejor le parezca. Aparte, claro, de la chance de haber renegociado su vínculo con una mejora salarial importante. Pero por lo visto nada se compara con Boca. Difícil competir.

¿Qué más se juega Diego Martínez por dirigir a Boca?

Pero Diego Martínez no sólo se juega mucho yéndose de Huracán, sino también por dirigir a Boca. El desafío de dirigir al equipo más grande de la Argentina y uno de los más poderosos del mundo entero, es distinto a todo. Porque en el banco en la Bombonera pareciera que nada alcanza, que todo es poco si no se logra la Libertadores.

No le alcanzó a Guillermo Barros Schelotto, que llegó a la final de la Copa en 2018; mucho menos a Jorge Almirón, que presentó su renuncia luego de perder con Fluminense en el Maracaná; pero tampoco les había alcanzado a Sebastián Battaglia y Hugo Ibarra, los dos que tuvieron que irse de común acuerdo incluso habiendo sido campeones o bicampeones.

Por qué Diego Martínez se juega todo por dirigir a Boca
Diego Martínez salvó a Huracán del descenso y lo clasificó primero en la Copa de la Liga.

Para colmo, el presente de Boca tampoco ayuda demasiado. Y hace, sin dudas, que el riesgo que tomó (o tomaría) Martínez sea aún mayor. Porque hoy en el Xeneize reina la incertidumbre. La puja política por las elecciones, la intervención de la Justicia y las investigaciones en el club, sumado a la grieta que se fue formando entre hinchas, ídolos y referentes, hacen un combo explosivo para cualquier entrenador.

El gran riesgo de Martínez: las elecciones en Boca

Aunque quizá ahí no radica el mayor riesgo de Martínez y su chance concreta de ser el DT de Boca. Y sí lo sean las elecciones. O mejor dicho, quién las ganará. ¿Por qué? Porque una cosa es que el oficialismo y Riquelme salgan favorecidos, se queden con la mayoría de los votos y esta gestión continúe por los próximos cuatro años. Pero otra muy distinta es si no pasa eso.

Es decir, si la fórmula Andrés Ibarra y Mauricio Macri se impone en los comicios, el técnico elegido por la oposición es nada menos que Martín Palermo. En ese caso, ¿le rescendirían el contrato a Martínez? ¿Qué pasaría con el flamante DT? Según los manifestado por los candidatos a presidente y vicepresidente, e inclusive por el Loco, de vencer al oficialismo no habría chances de que él no sea el entrenador...

Pero claro, ahí de nuevo la incertidumbre del Mundo Boca. Las elecciones todavía no tienen fecha cierta, la Justicia sigue investigando y así como se podría votar el próximo domingo 17 de diciembre, también podría pasarse todo para el 2024 y recién poder hacerlo en marzo.

En el mientras tanto, Martínez tiene todo listo para ser el próximo DT de Boca. Y para dejar todo por hacerlo, también.

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