El partido de Lanús no sólo fue el último antes de que Boca juegue la semifinal de ida de la Copa Libertadores contra Palmeiras, el jueves desde las 21.30 en la Bombonera, sino que además también fue el escenario de la apuesta de Edinson Cavani para romper la sequía antes de semejante duelo copero. Y no pudo ser para el Matador.
Básicamente el objetivo era ganar confianza y no pudo ser. De eso va esta historia. Porque desde que llegó al club, el delantero de 36 años apenas pudo convertir un gol (a Platense) de los siete partidos que lleva disputados entre la Copa de la Liga, Libertadores y Copa Argentina.
Por eso Jorge Almirón buscó darle contuinidad este sábado ante el Granate en el Templo. Con el objetivo de que gane minutos, rodaje y por sobre todas las cosas de que pueda volver al gol.
Algo de lo que pasó justamente con Darío Benedetto en Santiago del Estero: Pipa entró en el ST, puso el tercero de cabeza y se sacó la mufa, como él mismo lo dejó claro en el festejo.
La apuesta de Cavani y el desafío de Almirón
Y eso es precisamente lo que buscó el entrenador con Cavani: recuperarlo. Y nada menos que a días de jugar la primera (semi) final conta el Verdao.
Ojo, nobleza obliga... Así como es cierto que Cavani hizo sólo un gol en siete partidos, también es cierto que no sólo el equipo tampoco lo ayudó demasiado en la generación (como pasó con Pipa en su momento), sino que además el Cava sí fue importante -por ejemplo- en la generación de juego, retrasándose en el campo muchas veces e incluso con las asistencia.
La apuesta de Cavani ante Lanús no se dio. El Matador jugó 79 minutos y se fue reemplazado por Benedetto, después de varias jugadas que terminó mal y a la vez que no lo buscaran cuando estaba bien posicionado. El dato llamativo es que tocó 23 pelotas y no tuvo remates al arco.