El viaje. Ida y vuelta. Unos 400 kilómetros por día. El Renault 12. La plata justa. Mira para atrás y se emociona cuando recuerda el esfuerzo de su familia para que pueda llegar a la Primera de Boca. La historia era conocida, pero nunca la había contado él. Es la primera vez y la voz se le entre corta. Y el Colo Barco, de él se trata, lo define con palabras bien bosteras: "Se me pone la piel de pollo".
"El esfuerzo que hicimos desde muy chiquito, también lo hacen todos. Fue un sacrificio muy grande, capaz que después vino todo muy rápido y por ahí maduré más rápido de lo normal. Tengo personalidad afuera y adentro de la cancha, seguro es por todo lo que me tocó vivir", arrancó el Colo, luego del entrenamiento de este viernes.
"A la mañana iba a la escuela porque entrenábamos a la tarde. Me despertaba tipo 7, me retiraba a las 11 y de ahí veníamos hasta LaCandela, teníamos tres horas, cuatro. Entrenaba, me daban la vianda y llegaba a mi casa a las 11 para hacer al otro día lo mismo", siguió el relato sobre sus comienzos.
"Vengo de una familia muy humilde, mi viejo trabajaba para que yo pudiera venir con mi vieja. El último año ya mi viejo dejó de trabajar para traerme él, mi vieja estaba muy cansada. Ahora cuando mirás para atrás se te pone la piel de pollo", completó el crack al que la Conmebol comparó con Riquelme.
Colo Barco: "Se me pone la piel de pollo"
Barco, nacido el 23 de julio del 2004 en la ciudad de 25 de Mayo, llegó a Boca desde el club Sportivo cuando tenía nueve años. Primero fue delantero y después lo pasaron al lateral izquierdo. los primeros tres años no fueron sencillos para el Colo, porque recorría cuatro veces por semana los 400 kilómetros ida y vuelta entre su ciudad y el club en el Renaut 12 de su familia. A veces tenían solo para el gas y el peaje, ni para comer.
"Es muy difícil lo que hicieron ellos. Yo tuve amigo que no pudieron. Mis viejos dejaron todo por mí, estoy muy agradecido. Se los quiero devolver con el cariño, estando con ellos, compartiendo, con todo lo que tenga a mi alcance. Es imposible devolverles".
"El sueño que teníamos todos era que juegue en la Bombonera y que me vean entrar a esa cancha tan linda. Eso me decía, que cuando me vieran se iban a poder morir tranquilos. Por eso es tan importante para mí".
"Ya desde que el momento de salir al estadio, que Miguel (Russo) me dijo que jugaba estaban todos muy emocionados. Lo vieron todos juntos en mi pueblo".