Equi Fernández juega como vive. Juega como se crió. Juega con la pasión del que está en la tribuna saltando y gritando. Así lo heredó de su papá Sergio, quien desde chiquito lo llevó al medio de la tribuna a alentar a Boca y le transmitió la pasión por los colores. Hoy, toda la familia bostera del mediocampista está en Río de Janeiro a la espera de la final de la Copa Libertadores ante Fluminense. Para seguir alentando. Como siempre.
"Es una locura, es una locura. Un sueño ser hincha de Boca y que tu hijo juegue para el club que amás, que seguís desde siempre. Es una locura. Lo sigo a Boca desde los 12 años y voy a cumplir 44. Es un sueño", arranca contando Sergio a Bien Bosteros.
"Fue pasando por todo. Muchos decían que no iba a jugar porque en Boca los venden a otro lado y compran jugadores de afuera, porque casi siempre fue así. Pero nosotros le decíamos tenés que jugar en Boca, tenés que jugar en Boca. Y cuando volvió de Tigre, que se podía ir afuera, me acuerdo que con el hermano le decíamos quedate a jugar la Libertadores con Boca, no te vayas. Así que... Que esté por jugar la final... Yo todavía no caigo. Me pasó que en la semifinal me fui a Brasil y cuando estaba en el hotel el día del partido cantando me puse a llorar, me cayó la ficha, cantaba y lloraba. Y ahora todavía no caía de la final", agrega.
La familia bostera en río de janeiro
En la casa de la familia Fernández son todos de Boca, no hay lugar para otra cosa. Tan fanáticos son que Sergio en esta Libertadores se fue en auto a Chile para el partido con Colo Colo, a Uruguay para los octavos ante Nacional y también a San Pablo para la semifinal de vuelta contra Palmeiras. Ahora, como el club llevó a las familias, se subieron todos a un avión: su señora, sus dos hijas, una con el esposo y los hijos, su hijo con la señora y el bebé.
"Los pibes", como llama él a sus amigos que van siempre juntos a la cancha, se las arreglaron para llegar de distintas formas. Unos 12 se subieron a tres autos y otros fueron por Iguazú y después desde ahí en combi. Esperan encontrarse el viernes para ir al banderazo en Copacabana y luego encontrar algún lugar para hacer "un asado improvisado" con la carne que trajeron desde Buenos Aires.
"Nos dieron platea, pero no sé dónde lo voy a ver. Cuando estaba en Tigre era otra cosa, no había un sentimiento, lo miraba sentado con mi señora. En Boca es otra cosa, tenés que estar saltando y cantando, no me gusta la platea. En la Bombonera voy a La 12, sigo yendo ahí", cuenta Sergio, quien lleva tatuado en una de sus piernas a Riquelme de espaldas, con el número 10 bien grande.
-¿Pensás que es una ventaja que Equi sea hincha de Boca?
-Una ventaja, creo que sí. Cuando un jugador no quiere venir como pasó con Retegui, si no quiere que no venga, si no sos de Boca no vistas la camiseta. Que Equi siente la camiseta de Boca como siento yo, para mí es un orgullo. Tener pibes así como Langoni, como Zeballos, pibes que quieren la camiseta. Esto es Boca. Lo primero que pienso es en el pibe que se fue a River, Colidio... Flaco, no querés la camiseta, listo, que bueno que lo dijiste, andate, ya está, no sos para Boca. No querés la camiseta, no la sentís, andate, no es para vos.
-En Equi se nota que es hincha.
-Por eso Equi juega así, para mí es un orgullo, que se tire, que vaya con todo, que quiera ganar, que festeje y salte como un loco, como nosotros en la tribuna. Eso es algo espectacular para nosotros. Y a todos... Ver a Rojo y todos los muchachos metidos, re entusiasmado, eso me encanta, me ilusiona.
Equi Fernández y la final de la Libertadores
Equi quiere tanto a Boca que llegó a jugar lesionado su segundo partido en Primera, en 2021, cuando los juveniles tuvieron que saltar de emergencia a la cancha después de los incidentes ante Atlético Mineiro en los octavos de la Libertadores.
"Ma, quiero jugar, hoy voy a jugar, quiero salir a jugar con los chicos, quiero jugar este partido. Me voy hacer infiltrar y voy a jugar”, le dijo por teléfono a su mamá Liliana, luego de haber dejado unos días antes la cancha sin poder pisar por una torcedura en el partido de Reserva.
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Por ese esguince, Battaglia, que en ese momento estaba al frente de los pibes, lo había dejado afuera de la lista de convocados. Pero Equi se presentó en Ezeiza, le dijo lo que pensaba y terminó jugando un partido en el empate 0-0 frente al Taladro en el Sur. Luego jugaría un partido más contra San Lorenzo. El préstamo a Tigre para ganar continuidad y afianzarse. Y la vuelta este año. Para despegar en Boca.
Se fue ganando un lugar en Boca
En esta Libertadores, Equi se ganó un lugar a partir de los cuartos de final contra Racing, cuando jugó dos partidazos que fueron destacados por Almirón en las conferencias de prensa, y también mantuvo su gran nivel en las semifinales contra Palmeiras. Y, por supuesto, se ganó un lugar en la final de este sábado en el Maracaná.
-¿Qué sentís cuando Almirón lo elogia abiertamente en las conferencias de prensa y dice que se ganó un lugar?
-Desde Racing está jugando todo. Orgullo. Aparte escuchás y después te empiezan a mandar lo que dijeron. Lo bueno es que eso a Equi no le juega en contra, sino que se da cuenta que hace las cosas bien pero no se la cree, está contento, no es que se le sube a la cabeza. Le va bien, le hace bien. Él busca eso, estar bien, ser titular, demostrar, que le tengan confianza.
-¿Cómo ves al equipo para la final?
-Estamos ilusionadísimos y ellos también. Hablando con Equi, me dijo: "Lo vamos a ganar en la cancha, no vamos a los penales".